Origen: La retaguardia: Esto casi ha comenzado
Todavía me estoy preguntando qué estoy haciendo. Llevo unos días dándole vueltas al asunto y al final he decidido indagar en este mundo de los blogs. Debo reconocer que, en parte, la decisión es algo egoísta, ya que necesito sacar algo que llevo dentro y que hace que por momentos me quede un tanto meditabunda. Pero también pretendo que, en la medida de lo posible, ayude a otras personas que puedan pasar por lo mismo que yo.
El pasado mes de enero mi marido, con la gracia que le caracteriza, me dijo que en verano su compañía despliega en Irak. Como habéis podido comprobar es militar de profesión (y corazón). Lo cierto es que no me sorprendí demasiado porque era un secreto a voces, aunque no lo esperaba tan pronto. A partir de ese momento hablábamos de la misión, pero todavía como algo lejano en el tiempo. Sin embargo, después de Semana Santa la realidad llegó de golpe. El calendario empezó a llenarse con maniobras fuera de casa, con lo que poco a poco dejamos de verlo.
Se trata de la cuarta misión que vivimos (él viajando y yo quedándome en casa), por lo que la experiencia me va diciendo que esto casi ha comenzado. ¿Por qué? Muy sencillo. Por el puesto que ocupa mi marido tiene que viajar un tiempo antes del despliegue al lugar en cuestión durante unos días. Ahora mismo está en Irak. El domingo se despidió de mi hija de 4 años y de mí y se me quedó un sabor amargo. Revives de repente la despedida en el aeropuerto y sientes cómo el estómago se encoge. Aunque la fecha de salida del primer vuelo está prevista para julio, para nosotros la misión ya ha comenzado. No se trata únicamente de los cinco o seis meses que estén en zona de operaciones, sino que las semanas antes de preparación son igual o, incluso, más difíciles. Son ausencias y certeza de que dentro de poco partirá hacia un lugar en el que hay, como dice mi pequeña, «gente mala». Esos que, como vemos desgraciadamente todos los días en medios de comunicación y redes sociales, no dudan en asesinar y torturar a los que no son como ellos. La historia de la Humanidad es cíclica, ¿verdad? Pero ese es otro tema.
Afganistán e Irak se han convertido en mis peores pesadillas en los últimos años. Imagino que a muchas mujeres y maridos de militares les pasa lo mismo. Pero también sé que hay algunos que no saben lo que es esto. No quiero asustar a nadie, Dios me libre. Simplemente me gustaría plasmar a través de estas líneas mi experiencia y lo que va ocurriendo en casa durante las próximas semanas y los meses de misión. A todas aquellas mujeres que viven a mi alrededor y que van a pasar por esto por primera vez les digo que nosotras estamos hechas de otra pasta. Esto es así, aunque suene un tanto prepotente. Nosotras hemos elegido voluntariamente vivirlo. Pues que así sea.